Publicado en Destacado, NACIONAL.

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Desde Orizaba, Veracruz, María del Rocío Teyssier Fuentes, una académica que milita en el PAN hace décadas, emitió un video el 9 de septiembre para rechazar que hubiera dado su firma a favor de Marko Antonio Cortés Mendoza, luego de recibir dos llamadas agradeciéndole su apoyo. La panista exigió que retiraran su nombre del listado.

Inmerso en su reelección, Cortés Mendoza presumía a diario miles de firmas en diferentes estados del país, pues, como los otros dos aspirantes a la dirigencia nacional del PAN, debía presentar apoyos de al menos 10% del padrón, esto es 27 mil firmas de los 270 mil miembros, a más tardar el 14 de septiembre, para participar en la elección del próximo 24 de octubre.

Para reunir las firmas entre el Padrón Nacional de Militantes del PAN, un operador debe trasladarse al domicilio de quien forme parte de ese registro. Pero Cortés presumía más de 5 mil firmas en cada entidad que visitó entre el 3 y el 13 de septiembre. Llegado el martes 14, el aspirante a la reelección presentó 110 mil firmas.

“¿Cómo consigues ese número de firmas? ¡Falsificándolas!”, denuncia Adriana Dávila, aspirante también a la dirigencia nacional del PAN, quien con el caso de Teyssier y otros recogidos por todo el país, expone en entrevista las que considera evidencias de un proceso viciado.

Desde la segunda semana de agosto, la exigencia de Adriana Dávila, Gerardo Priego y el aún gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez –quien finalmente decidió no participar– era que Cortés Mendoza dejara la dirigencia nacional si pretendía reelegirse.

Pero éste no lo hizo y como dirigente nacional propuso a quienes serían los integrantes de la Comisión Organizadora Nacional de la Elección Interna (Conecen), el órgano partidista en el que dejó al frente a uno de sus cercanos: Gonzalo Altamirano Dimas.

Además, Cortés consiguió para sí la portada de La Nación, el órgano de difusión interna del PAN; difundió espots con su promoción personalizada, como lo había hecho desde agosto de 2020; usó un call center y, según la denuncia de Adriana Dávila ante el Instituto Nacional Electoral (INE), destinó más de 1 millón de pesos del presupuesto partidista a difundir su imagen en redes sociales desde hace un año, por lo que a su parecer incurrió en actos anticipados de campaña.

Sobre todo, Cortés Mendoza tenía acceso al padrón de militantes, que se mantuvo vedado a los otros aspirantes. Maniobra idéntica a la de Ricardo Anaya en 2015, con la que consiguió formalizar su dirigencia.

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