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La entidad está entre las cinco que más generan desechos en el país, dice ecologista; advierte que la prohibición del plástico representa un ecocidio.

De acuerdo con datos oficiales de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, emitidos en mayo de 2020, Veracruz produce 7 mil 813 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos y está dentro de las cinco entidades que más los generan, detrás del Estado de México, la Ciudad de México y Jalisco. Ante este panorama, la ecologista Alejandra Ramos hace un llamado al trabajo conjunto entre gobierno, iniciativa privada y población.

La fundadora del movimiento “La solución soy yo” declaró en entrevista telefónica que la educación, información y conciencia ambiental son claves para exigir políticas efectivas. Y es que afirma: “Las iniciativas terminan siendo políticas mediáticas que buscan aplausos rápidos y votos, pero no nos traen beneficios ambientales reales”.

La ecologista puntualizó que el problema no es de un estado ni de alguna administración en particular, sino una problemática que prevalece a lo largo y ancho del país, por lo cual es momento de actuar para revertir los daños.

En el caso específico de Veracruz, Alejandra Ramos expuso los datos del último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los cuales indican que “en el estado hay 112 tiraderos a cielo abierto, ocho controlados y solo 18 rellenos sanitarios, por otra parte, existen 14 municipios sin servicio de recolección de residuos”.

A nivel nacional y de acuerdo con la misma fuente, en México, el 87 por ciento de los tiraderos de basura son a cielo abierto y únicamente el 13 por ciento son rellenos sanitarios.

Con respecto a cuál considera que debe ser la función de las autoridades, la embajadora de la Fundación para la Educación Económica expresó que éstas, además de erradicar los tiraderos a cielo abierto, deben aplicar las sanciones pertinentes y cumplir sus propias normas ambientales, también, señaló, deberían ser capaces de permitir la innovación, la inversión y la tecnología para mejorar el tratamiento de los residuos sólidos.

Lamentó el mercado de los residuos esté acaparado por el gobierno. Un gobierno que, dijo, muchas veces se ve rebasado en cuestiones presupuestales o de experiencia eficiente en el tema.

“Se debe permitir la creación de mercados formales e innovar, como se hace en muchos países, donde ya se avanza hacia el reciclaje, el compostaje y el aprovechamiento energético de los mismos residuos. Si los ayuntamientos están rebasados, deben acercarse a la iniciativa privada”, apuntó la especialista.

PLÁSTICOS

En cuanto a la prohibición del uso de plástico, aseguró no ha traído beneficios y representa un ecocidio: “Es el material más ecológico y económico en comparación con el cartón o las telas; además, su prohibición nos distrae del problema real de la mala gestión, reciclaje y reaprovechamiento de residuos en México”.

En ese sentido, dijo que los ciudadanos debemos exigir el cumplimiento de las normas ambientales y el establecimiento de un mejor marco institucional que prevenga la contaminación, y abandonar la visión polarizada que etiqueta al plástico como algo malo, mientras etiqueta a los sustitutos como algo bueno.

A través del movimiento “La solución soy yo” la activista difunde que el problema de la contaminación en los mares, océanos y las calles es resultado de una mala administración y manejo de la basura en todo el país, aún más, sucede no solo por la mala disposición de botellas o bolsas de plástico, sino también por pañales, baterías, desechos electrónicos y metálicos.

También expresó que detrás de las restricciones a los plásticos no existió un análisis económico-ambiental considerando que el material es la mejor alternativa ecológica, ya que en su fabricación se utilizan menos recursos naturales, en comparación con las bolsas y empaques de cartón y tela.

Algunos de los datos que comparte “La solución soy yo” son los siguientes: una bolsa de papel debe ser utilizada al menos siete veces para ahorrar el impacto ambiental de su fabricación con respecto a una bolsa plástica; mientras una bolsa de tela debe ser utilizada más de 350 veces para compensar el impacto ambiental.

Asimismo, el plástico ayuda a reducir en cinco veces el uso de agua; en dos veces, fuentes de energía no renovable; en tres veces, la emisión de gases de efecto invernadero. Además, las bolsas de plástico requieren un 70 por ciento menos de energía para fabricarse y consumen un 96 por ciento menos de agua que las que se usan para fabricar bolsas de papel.

 

FUENTE Y FOTO: DIARIO DE XALAPA

 

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