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Aún lo recuerdo; alto, de tez clara, portando sus característicos anteojos de pasta, y con una sonrisa que te hacía sentir como si fuese un amigo de antaño; portando un saco gris y en la solapa luciendo orgullosamente su pin rotario. Logré cruzar algunas palabras con él y felicitarlo por su gran trayectoria. Me sentía feliz de por fin conocer a ese gran ser humano que fungía como un engrane que nos transmitía las fuerzas necesarias para seguir trabajando con la comunidad.

Hace algunos pocos años, en mis inicios como socio Rotaract, un programa de formación para jóvenes líderes de Rotary International, tuve la oportunidad de asistir a la sesión del Club Rotario Guelaguetza, que nos amadrinaba. Ahí por primera ocasión escuché de Frank Devlyn, un nombre que se me hacía conocido.

Posteriormente conocí más sobre aquel mítico personaje que era citado por diversas rotarias y rotarios. Un ser humano orgullosamente mexicano, rotario y con un alto grado sensibilidad. Así era descrito en todo momento.

Al leer más sobre él, me intrigó su historia vida, la forma en como desde sus 20 años había construido Ópticas Devlyn y la manera en cómo trabajaba muy de la mano con la comunidad a través de su Fundación Devlyn, que ha logrado apoyar a mujeres, hombres y niños de escasos recursos para que puedan corregir problemas visuales que, a la larga pudieran afectares en su vida cotidiana.

Su trabajo dentro de Rotary International es reconocido y respetado. Algo que me dejó aún más sorprendido fue el saber que él había sido Presidente mundial de esta noble organización en el año 2000-2001, donde fue un gran promotor del programa de asistencia de Rotary de países desarrollados a países en vías de desarrollo, también llamado Servicio Internacional.

Las acciones de Frank resonaron con gran fuerza a mis adentros, motivándome aún más para continuar enfocándome al servicio comunitario, siempre de la mano de Rotary. Gracias a ello logré conocer a miles de amigas y amigos tanto de México como del extranjero, con quienes compartíamos el mismo sentimiento, el servir a la comunidad a través de la formulación e implementación de programas y acciones, con las que pudimos a apoyar a diferentes sectores vulnerables de la comunidad.

No dudaba que esas experiencias me ayudaban para forjarme aún más como persona y ser humano. De igual manera empecé a entender aún más el porque Frank Devlyn tenía ese amor hacía Rotary Intermational, ya que ahí fue donde coincidí con él que cuando señalaba en su libro Frank Habla I, que a través del servicio haces grandes amistades y con quienes compartes ese sentimiento de dar de sí antes de pensar en sí.

Para mi buena suerte, durante la Reunión de Líderes Rotarios RIMEX celebrada en Oaxaca en 2018, que conocí a Frank Devlyn. Cuando lo vi a lo lejos recordé un párrafo del libro de Frank, en donde describía que Paul Percy Harris (fundador de Rotary International) tenía en la pared de su oficina una frase de su poeta favorito, Ralph Waldo Emerson, el cual versaba “Aquel que tiene miles de amigos, no tiene un amigo de sobra”. Y efectivamente, Frank era la persona de los mil amigos.

Lamento profundamente el fallecimiento de ese gran ser humano, el cual estoy seguro tenía más proyectos por impulsar. Hoy más que nunca es momento de recordar lo que Frank comento hace un tiempo, que “los rotarios son la reserva moral de la sociedad”, lo cual es más que cierto, ya que él reflejaba ese lema haciendo lo que era correcto, siguiendo para ello en todo momento la Prueba Cuádruple.

Estoy seguro de que en cada rotario y no rotario existe un Frank Devlyn, que busca crear conciencia y tomar acción en favor de la sociedad.

Nematini Vladimir Acevedo Silva

 

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