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El entusiasmo generado por el primer trasplante de cara realizado en Italia, que tuvo lugar ayer en un hospital romano, se enfrió a las pocas horas al conocerse que la paciente sufrió este lunes síntomas de rechazo.

Las condiciones generales de la paciente permanecen buenas y no se teme por su vida”, señaló esta tarde en un parte médico el hospital Sant’Andrea de la capital italiana, que explicó, sin embargo, que habían aparecido posibles signos de rechazo.

“Considerando que persisten daños en la microcirculación, se ha decidido proceder a la reconstrucción temporal con tejidos propios de la paciente, en espera de una eventual reconstrucción posterior con tejidos faciales de un nuevo donante”, añadió el comunicado.

Precisó que los tejidos trasplantados manifestaron esos síntomas de rechazo durante la primera noche que la paciente pasó en vigilancia intensiva.

Según se informó este domingo, un equipo multidisciplinario de cirujanos, anestesistas y enfermeras de dicho hospital llevó a cabo ayer el primer trasplante de cara en la historia de Italia.

La paciente, una mujer de 49 años, sufría neurofibromatosis de tipo I, condición genética que provoca el crecimiento de tumores en el sistema nervioso.

La operación se prolongó durante más de 24 horas, tras lo cual la mujer fue sometida a una terapia inmunosupresora para evitar el rechazo de los tejidos trasplantados.

El empeoramiento del estado de la paciente llevó hoy al hospital a suspender una conferencia de prensa prevista con los doctores responsables de la operación.

En abril de este año, el francés Jérôme Hamon se convirtió en el primer paciente en el mundo en someterse a dos trasplantes de cara tras superar una segunda operación en el hospital Georges-Pompidou de París, donde continúa hospitalizado mientras se recupera, informan medios locales.

Hamon, de 43 años, pasó por el quirófano la noche del 15 al 16 de enero de la mano del cirujano plástico Laurent Lantieri, que ya le había operado en 2010 en el hospital Henri-Mondor de Créteil, cerca de París.

El francés padece neurofibromatosis-1 o “enfermedad Von Recklinghausen”, un mal genético que le provocó la deformación del rostro.

El primer trasplante parecía un éxito hasta que en 2015 le recetaron para una gripe un antibiótico incompatible con su tratamiento inmunodepresor, cuyo objetivo es evitar que el cuerpo rechace la nueva cara.

A partir de ese momento, su nuevo rostro se fue degenerando hasta que en 2017 fue internado durante dos meses mientras esperaba un donante, que finalmente fue un joven de 22 años, fallecido a varios cientos de kilómetros de la capital francesa.

Ahora, meses después de ese trasplante inédito, el paciente sigue un tratamiento inmunodepresor, y asegura sentirse “muy bien”, según recogieron varios medios.

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