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Sin más escenario que las cebras blancas que delimitan el espacio peatonal en el cruce de semáforos, así llegó el ballet clásico a las calles de la Ciudad de México.

“Pues te acerca más y te permite conocer más de cerca a los bailarines, rompes la famosa cuarta pared del teatro en este caso no tenemos cuarta pared, estamos al unísono con el público”, aseguró Reyna Pérez, Compañía de Danza.

En el calor del asfalto, sin luces, ni ambiente controlado, bailarines profesionales presentaron actos de las obras El Quijote, El Cascanueces y el Lago de los Cisnes.

Todo como parte del proyecto denominado ‘Teatralidad del Espacio Urbano’.

“Los bailes se tuvieron que hacer más pequeños porque como son en semáforos son en 50 segundos, por ejemplo, el vals de las flores dura seis minutos y se tuvo que reducir, también algunos pasos se tuvieron que adaptar para que pudiéramos hacerlos y no nos llegáramos a lastimar”, explicó Estefanía Muñoz, bailarina.

Sin embargo, las adaptaciones limitaron la vestimenta: corpiño ceñido, tutú y medias, fueron rigurosas, y es que el público, aun siendo de a pie, fue un espectador de lujo que en fotografía y video hizo suyo ese momento.

“Maravilloso, que bonito que hagan todo esto, es que todos lo disfrutamos y en otros lugares cerrados, no se pude, y entonces es al aire libre y muy bonito”, comentó Angelina, peatona.

“No y muchas felicidades porque hace que los chicos se acerquen al arte”, afirmó Nelly, peatona.

“Sobre todo me ha hecho crecer como artista porque he visto que mucha gente no tiene las posibilidades económicas para poder pagar un boleto para acudir al teatro, pero con estas pequeñas experiencias acercamos a la gente”, detalló Genaro Sosa, bailarín.

Desde ahora y hasta el primer domingo de septiembre, la cita es de una hora y siete actos en distintos cruces peatonales de la Ciudad de México.

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